La habitación de Nona.
Cristina Fernández Cubas. Tusquets
Editores. 192 páginas.
Puertas entreabiertas
La habitación de Nona es un libro de cuentos en el que la autora nos demuestra que domina
perfectamente la mecánica del relato corto. Los cuentos están muy bien
estructurados, la narración fluye sin cortapisas y el giro inesperado que
sorprende al lector se presenta en el momento preciso.
El
universo de Fernández Cubas puede compararse con una casa en la que hay
habitaciones correspondientes al mundo real y otras que pertenecen al mundo no real
o ficticio y siempre hay una puerta entreabierta que las une. El tránsito de un
mundo a otro se hace de manera sorprendentemente natural, sin artificios, como
cuando pasamos de una habitación a otra de la casa.
La
autora reivindica la imaginación. No obstante, a veces a sus personajes
les asalta la melancolía al regresar desde el mundo ficticio a las estancias
del mundo real y también hay otras veces que la usan para vislumbrar los
fantasmas que les acechan. Pese a todo, la imaginación es un recurso necesario
para el ser humano, ya que lo conecta directamente con la ilusión.
Hay
dos cuentos que sobresalen por encima de
la media. El primero es La habitación de
Nona, donde la autora va ensanchando y estrechando los límites de la
realidad con maestría para hacer ver al lector que el mundo ficticio puede ser
tan real como ficticia puede ser la realidad. No se puede dejar de destacar la
frase de Einstein que nos regala el cuento: “La realidad es una ilusión, aunque
muy persitente”.
El
segundo es El final de Barbro donde
hace gala de un finísimo sentido del humor para diseccionar la reacción de tres
hermanas ante la llegada de un nuevo miembro a su familia. El destino a veces es
bastante caprichoso, se presenta sin avisar y se cuela en nuestra propia casa para
agitar y poner patas arriba los lazos que
hasta ahora regían la convivencia familiar. Ante esta situación, Fernández
Cubas quiere mostrarnos como reaccionamos las personas y que recursos buscamos
para recuperar o mantener el orden que nos era más favorable.
Así
pues, este libro de cuentos es perfecto para quien quiera iniciarse o simplemente
disfrutar del arte del relato corto. Es cierto que hay unos cuentos más irregulares que otros,
pero en el balance final de la obra las
historias que componen La habitación de Nona dejan poso en el
lector. Días después de haberlas leídos vienen
a tu cabeza y no puedes evitar volver a pensar en ellas una y otra vez.
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