El imperio de Yegorov.
Manuel Moyano. Editorial Anagrama.
192 páginas
Who wants to live forever
Un libro puede gustar al lector y dotarse de
originalidad por varios motivos: las atmósferas planteadas, la cercanía que
pueda establecer con el lector, el humor, la complicidad… El imperio Yegorov llama la atención principalmente por la estructura
que nos plantea el autor. No hay una narración al uso, sino que el libro
consiste en la recopilación de diversos documentos de muy variada índole: un
diario, entrevistas, informes policiales, correspondencia, chats, emails, etc. Moyano se encarga de tejer hilos
muy finos, pero resistentes sobre los que transita la narración entre la sucesión
de textos de tan diferente índole.
No obstante, el autor ha puesto especial cuidado en
que el lector no se pierda nunca y se mantenga enganchado. Plantea la novela
como una especie de puzzle en el que el lector sabe en todo momento que al
final será capaz de unir todas las
piezas, que no habrá giros tramposos. En cierto modo, invita al lector a jugar
y a mantener la incertidumbre de una trama cuyo desenlace se va a producir en el momento justo.
No procede desvelar grandes cosas del argumento del libro,
baste indicar que arranca con un descubrimiento fortuito de unos exploradores japoneses
en una expedición efectuada en los años 70 para estudiar una tribu indígena en
Papúa Nueva Guinea. Este descubrimiento tendrá una trascendencia inimaginable
en el futuro e irá marcando el devenir, por acción u omisión, de los distintos personajes que aparecen en la
novela.
Moyano mezcla
la novela de aventuras, la ciencia ficción y el thriller haciéndose imprevisible para el
lector en todo momento, pero no lo hace con la mera intención de alardear, sino
siempre por y para el desarrollo de la
trama.
El autor tiene claro que quiere entretener, por eso
la obra está impregnada de un sentido del humor que no mueve a la risa contundente, pero que arranca
más de una sonrisa con su fina ironía. Ahora bien, el objetivo de entretener no
impide al autor poner en el punto de mira la codicia y el endiosamiento que a menudo predominan más de lo deseable en
el comportamiento del ser humano.
En definitiva, El
imperio de Yegorov no pretende ser otra cosa que una alternativa original que entretiene sin necesidad de estrujarse el cerebro, pero que deja un poso que invita
al lector a la reflexión y a pensar qué hubiera hecho si se encontrara en la
misma situación que muchos de los personajes que aparecen en la obra.