domingo, 22 de marzo de 2015




La última palabra.
Hanif Kureishi. Editorial Anagrama. 304 páginas.

Todos tenemos el mismo barro

Conviene comenzar  la crítica haciendo un breve resumen del argumento del libro:  Harry Johnson es un  escritor joven que tiene el encargo de preparar la biografía de uno de sus ídlos, el  escritor de origen indio, Mamoon Azam, figura consagrada y venerada en el mundo de la literatura, y respetado gentleman. Para realizar esta empresa irá a vivir una temporada con él  y su mujer Liana en la casa que tienen en la campiña inglesa.  Partiendo de estas premisas, el libro  aprovecha para mostrarnos el reverso de los personajes que en principio parecían sacados de una postal típicamente británica.

Este libro ha constituido una agradable sorpresa para mi, porque su inicio apunta a que se está ante una novela ligera con un tono de comedia costumbrista, pero el autor paso a paso y sin perder la sencillez ni el buen hacer va adentrando al lector en temas complejos  y profundos, donde solamente caben hacer las preguntas correctas, más que encontrar las respuestas apropiadas.

En efecto,  en un principio parece que estamos ante un libro cómico en el que se va a fustigar los valores de la clase alta inglesa, sin que por ello salgan bien paradas tampoco la clase media ni las clases más bajas, pero Kureishi con su prosa ágil y fresca nos hace reflexionar sobre los puntos oscuros que existen en toda vida humana y que sirven para explicarla o construirla tanto o más que los aciertos y los parabienes que también vamos logrando a lo largo de nuestra existencia.  Pero lo hace sin sensacionalismo ni acritud, sino con un cuidado y una humanidad encomiables, ya que al fin y al cabo, todos estamos hechos del mismo barro.
El lector se ve retado, casi sin darse cuenta, a plantearse que los fallos y malos comportamientos que todos tenemos también tienen un por qué la mayoría de las veces. Y así mismo, también conllevan la responsabilidad por parte del autor de tales fallos de aprender de ellos para que no vuelvan a repetirse.

Precisamente, la maestría para alternar la comedia coral con el retrato intimista, es uno de los puntos fuertes de este libro. Esta alternancia se realiza siempre con frescura y en su punto justo, consiguiendo una mezcla dinámica y enriquecedora y sin olvidarse nunca de poner el dedo en la llaga.

El autor trata siempre de saber el por qué se comportan los personajes tal y cómo lo hacen, qué motivaciones y aspiraciones tienen, cuál es la raíz de sus problemas. Y ese intento de averiguarlo le sirve para poner el espejo delante del lector y que vea que no todo es perfecto en la vida de la gente. Que la única clave es ser consecuente con nuestros actos, aceptar sus consecuencias y responsabilidades y seguir adelante.

Es de agradecer que el autor quiera y respete a sus personajes, pues no se ensaña con ellos y los deja evolucionar de una forma coherente. Ello no obsta para que se presenten situaciones a veces completamente delirantes, propias del camarote de los hermanos Marx.
Es un libro que deja muy buen sabor de boca y las ganas de leer más de este autor.


Puntos a favor.

El sentido del humor, ácido y sútil.

La desmitificación de los ídolos hecha con humanidad.

La capacidad de hacernos reflexionar.

Puntos en contra.

El desconocimiento para el gran público de este autor.



domingo, 1 de marzo de 2015



Blitz
David Trueba. Anagrama. 2014. 176 páginas.

Salir a flote

Tenía muchísimas ganas de volver a leer un libro de David Trueba.Trueba ha sido uno de los autores que más me ha hecho reir con su libro Cuatro amigos. Su siguiente libro, Saber perder, fue todo un bombazo, un auténtico descubrimiento. Una de esas joyas que puedes recomendar a todo el mundo, independientemente de sus gustos y de  si leen mucho o poco. Un libro muy bueno para introducir a cualquiera en el hábito de la lectura. La espera de su nueva obra se me ha hecho muy larga.

Blitz no decepciona, prueba de ello es que lo acabé en un día.  Encuentro el mismo tono y la misma capacidad para contar sentimientos e historias normales y cotidianas que ya se vio en Saber perder. Trueba se fija en aquello que nos pasa a todos y que es de sobra conocido por el lector, sabiendo darle un enfoque cercano y accesible.

Ahí radica uno de sus puntos fuertes, en la capacidad de explicar sentimientos complejos de manera sencilla e inteligible. Me recuerda, salvando las distancias, a Paul Auster con ese lenguaje sencillo y fluido,  con el que es capaz de explicar cualquier cosa. Estos autores son como los grandes futbolistas: hacen que parezcan fáciles sus regates, sus pases, sus goles  y jugadas, cuando  en realidad entraña una gran dificultad realizarlos.

El tema principal de Blitz es un romance en la época actual entre un joven treintañero y una mujer que le dobla la edad. Este material que podría resultar inflamable en manos de otro autor se vuelve cálido y creíble en manos de Trueba porque sus personajes destilan humanidad. No son perfectos, ni lo pretenden ser. Simplemente tratan de vivir la vida, levantándose de sus caídas y  aprendiendo de sus errores, que ya es mucho. Y se ayudan, porque Trueba no olvida que el único remedio para los reveses,  la soledad y la decrepitud a la que nos condena el paso del tiempo es la comprensión de otro ser humano. Es esa mano tendida a la que nos asimos cuando todo está oscuro a nuestro alrededor.

El libro nos habla de qué sucede cuando una ruptura sentimental nos hace plantearnos toda nuestra trayectoria vital y nuestro futuro y de cómo intentamos superar la situación, al principio con palos de ciego, después con pasos de recién nacido y finalmente pisando fuerte y seguro. Es aquí cuando aprovecha para que tomemos conciencia de que hay muchas cosas en la vida que podemos hacer y no hacemos, y de que hay que hacerlas antes que sea demasiado tarde.

Aunque el tono general pueda estar teñido de melancolía, se cuela por una rendija la paradójica esperanza: las contrariedades de la existencia son la inversión que necesitamos para que la vida duela menos en el futuro.

Si hay que ponerle un pero al libro es su tramo final previo al desenlace. Parece que el autor ha contado todo lo importante previamente y huele un pelín a relleno. No obstante, el desenlace vuelve a estar a la altura de un libro intenso y magnífico.

  
Puntos a favor:

Mantiene todas las virtudes de Saber perder.

La humanidad de sus personajes, que el autor nos presenta con sus virtudes y defectos, pero siempre con cariño y respeto hacia ellos.

Que no decepcionará a los fans de Trueba ni al que lo lea por primera vez.

Puntos en contra:  

Que haya tardado tanto en salir a la luz.

Los tramos de la vida del protagonista previos al desenlace.