lunes, 25 de mayo de 2015



Las lecciones peligrosas.
Alissa Nutting. Editorial Anagrama. 320 páginas

Desenfreno perturbador

Atención. Este libro no es apto para todos los lectores. He de confesar que yo nunca pensé que fuera capaz ni tan siquiera de acabar una novela con el trasfondo del sexo entre adultos y adolescentes. Pero en este caso, la acabas y te das cuentas de que te encuentras ante una novela excepcional que decide abrirse camino entre los temas tabús de la sociedad: el sexo prohibido, la falsedad e hipocresía, la frialdad emocional etc. Nutting no se arruga y apuesta fuerte, se mete de lleno en jardines atestados de espigas de los que consigue salir airosa sin ningún rasguño.

La autora nos presenta una protagonista con aspecto de ángel y alma de Lucifer En efecto, Celeste Price es una profesora de instituto de una belleza descomunal que sólo encuentra la satisfacción desde el punto de vista sexual con los adolescentes. Celeste tiene claro cuáles son sus necesidades y no mira si lo que hace está bien o mal: ella tiene que acallar el fuego que le quema por dentro y solamente se puede hacer con chicos que rondan los 14 años.

Es un gran acierto de Nutting elegir un tono ligero y desenfadado para esta novela. Los temas que trata son de tal calibre que no admitirían un tono más serio y profundo. En manos de cualquier otro autor esta novela tan sumamente arriesgada bien podría haber saltado por los aires, pero Nutting logra triunfar con una prosa afilada,  sentido del humor y  con una visión ácida y un tanto sarcástica de los hechos narrados. Se podría decir que tiene un toque Tarantiniano.  

No me extraña que este libro haya sido prohibido en varios estados de Estados Unidos de América. Pero si logramos ir más allá del fuerte contenido sexual irreverente que se nos tira a la cara y nos dejamos llevar por su sentido del humor e impostura, encontramos que la autora consigue una de las cosas más difíciles para todo escritor: que no te caiga nada bien su protagonista y a la vez tenerte enganchado a sus páginas.


Hay que felicitar a Anagrama por apostar por una obra tan peligrosa en tiempos que está tan de moda lo políticamente correcto. La literatura debe ser también un vehículo para hablar de aquello de lo que normalmente no se puede hablar. La buena literatura nos estimula y nos provoca, no busca el sensacionalismo o escandalizar gratuitamente.

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